jueves, 25 de octubre de 2007

Injusticias del Mororokr

Y que me lanzo al Motorokr. Ni siquiera lo tenía planeado, a varios de los grupos que se presentaban ya los había visto en el Vive Latino (para mayores referencias, les recomiendo entrar -si no lo han hecho- al post que cortó el listón de este blog), a los Killers los ví en diciembre en el Palacio de los Deportes y me dejaron tan buen sabor de boca que no quería si quiera arriesgarme a perderlo, a los Dandy Warhols los ví en septiembre del año pasado de teloneros de los Strokes... finalmente, la insistencia de Ariana -que literalmente se deshacía por escuchar y sobre todo ver en vivo y en directo a los hijos predilectos de Las Vegas-, el descuentazo de 40% que tuvieron las entradas un par de semanas antes del concierto, y la curiosidad por ver a Incubus y Molotov, me convencieron y me lancé.

A través de la óptica de aquellos seres que asisten a este tipo de eventos a socializar, a ver y ser vistos y para poder decir posteriormente "yo estuve ahí", me la pasé increíble. Me encontré con infinidad de amigos y conocidos, algunos cuya presencia sabía de antemano que era casi obligada, y otras personalidades más que en algún momento formaron parte de mi vida, se fueron junto con su contexto y reaparecieron de forma inesperada. Prácticamente, como diría algún editor de la revista Quién, TODO MUNDO ESTABA AHÍ.

Sin embargo, como festival musical, me dejó con una sensación de insatisfacción, y simplemente, algo me faltó.

De entrada, el mood no era el de un festival de esas características. Me quedé con la impresión de que gran parte de la asistencia iba a relacionarse, a ver y ser vistos, y no a escuchar a las bandas, y esto se reflejaba en el ambiente. Independientemente de esto -que a final de cuentas, si lo demás hubiese sido impecable no hubiera pesado tanto-, detecté diversas injusticias en la parte musical, marketera, técnica y logística del evento:

Me pareció injusto que todo el festival girara alrededor de los Killers. Concuerdo en que son el grupo "indie" del momento (concepto muy cuestionable en este caso, considerando que tienen un contrato multimillonario con Island Records), sin embargo, el resto de las bandas en el cartel sí daban para que el evento se vendiera como un festival musical internacional y no como el concierto de los Killers con 15 grupos abridores.

Sobre todo, me pareció injusto que pesara más el éxito de los Killers (que a pesar de encantarme su propuesta, no puedo afirmar si será pasajero o no) que la trayectoria de Incubus, un grupo que conozco poco pero respeto y después de haberlos escuchado en vivo me quedé con ganas de conocer mejor.

Me pareció injusto que Austin TV, a quienes nunca había visto y honestamente, ni siquiera había prestado gran atención, tuvieran un equipo de sonido (o amplificadores, o bocinas, o qué sé yo) tan deficiente, o bien, tan poco apto para un escenario abierto y tan grande, que hacía que se saturara el sonido y no se apreciara bien lo que en realidad son capaces de hacer.

Me pareció injusto que la pantalla estuviera fallando desde que tocó Molotov y muriera definitivamente a media actuación de los Killers. Considerando mi reducida estatura, a partir de aquél fatídico momento en que la pantalla colgó los tenis no veía nada más que al borrachín que estaba enfrente de mí, saltando al ritmo de Mr. Brightside, sintiéndose Campanita pero con la gracia de un elefantito de Fantasía; y las visiones que me provocaba el olor a mota impregnado en el ambiente. A manera de fumador pasivo, acabé pachequísima...

Me pareció injusto que Molotov no tocara más tiempo. Su estilo único me regresó como en un Delorean (como el de Volver al Futuro) a mis épocas de secundaria, cuando fue lanzado ¿Dónde jugarán las niñas? y escuchar a Molotov era pecado digno de quemarse en el infierno.
Molotov, de lo mejor del festival del teléfono.

Claro que el Motorokr no fue del todo una pérdida de tiempo. Disfruté mucho a The Bravery, The Dandy Warhols, Los Dynamite, el IMS tan divertido y guapachoso como siempre... Incubus y los Killers cumplieron bastante bien. Sin embargo, me hubiera encantado que lo injusto fuera justo y que todos los asistentes vibraran con las bandas lo que yo he vibrado en otros recitales...

domingo, 7 de octubre de 2007

La Tarea...

Cuando dije que quería regresar a la escuela -y lo hice-, no recordaba que hay peor tormento para todos los estudiantes del mundo que:
  • levantarse temprano,
  • los exámenes finales,
  • los exámenes semestrales,
  • los exámenes sorpresa,
  • ¡los exámenes!,
  • los reportes,
  • que te saquen del salón por chismorrear con el de al lado o por contestarle feo al maestro,
  • que te cachen un acordeón,
  • tener que ir a clases el día de reyes y que no te dejen llevar tus juguetes nuevos,
  • que te obliguen a participar en esos horrendos bailables del día de las madres -que ni a las mismas madres les gustarían si sus retoños no estuvieran ahí-
  • que te toque trabajar en equipo con el huevas, o ¡peor aún!, con el tarado del grupo,
  • que a alguien se le ocurra comer atún o torta de huevo con chorizo en mitad de la clase y apeste el salón,
  • que el maestro sepa menos que tú,
  • que te agarren de bajada el resto de la prepa -y de la vida- por una pregunta que tu creías capciosa, pero más bien era de lo más obvia, contestaste mal y todo mundo se enteró,
si, hay algo peor que todo esto: ¡¡¡TENER QUE MALGASTAR MI PRECIOSO Y ESCASO TIEMPO EN HACER TAREA!!!