miércoles, 12 de septiembre de 2007

Una noche en prisión

Eran ya las primeras horas del domingo. Veníamos de una fiesta, pero ella tenía hambre. La verdad yo ya quería regresar a casa. Llovía. Además la semana a su lado es muy agotadora. Pero siempre logra convencerme. Termina arrastrándome a donde se le pega la gana, y aunque muchas veces he terminado lastimado -de gravedad incluso-, a ella parece no importarle mi salud, con tal que siga cumpliendo sus caprichitos.

Así que, finalmente, fuimos a cenar. O mejor dicho, a que ELLA cenara. Pero antes me llevó a un lugar prohibido. Yo sabía que no debíamos estar ahí. Aparentemente ella no lo sabía. O tal vez no le importaba. Muchas veces me he puesto a pensar por qué sigo a su lado. No me cuida, me hace sentir usado, que no valgo nada... a veces siento que la odio. Y honestamente, creo que a ella le pasa lo mismo conmigo. Sin embargo, me ha confesado que ninguna de las veces que me ha sido infiel se ha sentido como se siente conmigo. Simplemente, hay algo, tal vez nuestra historia, tal vez nuestra química... algo que nos ata y nos impide separarnos.

Pero esa noche nos tuvimos que separar. Estábamos en aquél sitio oscuro. Hicimos lo que había que hacer. Yo noté un dejo de culpa en su mirada, pero aún así se marchó, dejándome tirado en medio de la lluvia, en esa calle llena de lujo donde aparentemente nada podría marchar mal. Se fue, segura de que a su regreso yo la esperaría con los brazos abiertos.

Me sentía fatal. Deseaba irme, pero no la podía dejar, mi conciencia -de la cual ella parece carecer- me lo impedía. Pero pasó algo que me impidió seguirla esperando... ¡fuí capturado por las autoridades! Y ninguna explicación fue válida, YO SABÍA que no debía estar ahí. No hubo manera de resistirme y me llevaron. Directo a prisión.

En el camino pensé muchas cosas. Por un lado, sentía una profunda rabia hacia ella, no podía creer que una vez más su inconsciencia me había colocado en una situación tan desagradable. Pero esto era el colmo, nunca antes había tenido problemas legales por su culpa, nunca había llegado a este extremo. Sin embargo, por otro lado, estaba preocupado, por cómo llegaría ella con bien a casa, por lo que pensaría al salir y no encontrarme ahí...

Finalmente, llegué a mi lugar de encierro. Lo primero que hicieron a mi llegada fue marcarme como res con unos sellos de la delegación... me sentí humillado y ultrajado. Y también la extrañé más que nunca. Y me pregunté, ¿qué será lo que estoy haciendo mal para que ella me trate así? Si todo este tiempo ha sido mi centro, mi razón de ser...

De tanto darle vueltas al asunto, me quedé dormido. Cuando desperté ya era de día. Y yo, seguía con esos malditos selllos. Rodeado de otros que aparentemente llevaban ya varios días ahí. Transcurrían los minutos y mi esperanza se desvanecía lentamente. Tal vez se enojó porque no la esperé y se fue con otro...

Pero justo cuando comenzaba a darlo todo por perdido, apareció. No me podía sentir más feliz cuando la ví, todos mis rencores desaparecieron. Ahí estaba, desvelada, con cara de que pasó una noche fatal sin mí... pero con esa sonrisa de alivio al verme y comprobar que estaba bien y la esperaba como siempre, dispuesto a todo por ella.

Corralón de San Joaquín, México, D.F., 9 de septiembre de 2007

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que horror salir y ver qu no esta ya me imagino el susto que te metiste jajaja por cierto ya bloquearon msn en mi oficina asi que me tendras que escribir mails jajaja

Besos
Adrián

Edgar Rodriguez dijo...

Hola, me gusto tu texto... el amor es así, lleno de contradicciones. Recorde un libro que acabo de leer "El bufalo de noche" (no he visto la pelicula, dicen que es muy mala, pero el libro se salva, te lo recomiendo). Una mujer siempre es un misterio. Como un personaje de la novela en cuestión, quién a pesar de amar mucho a otro, lo denuncia con la policia para que lo metan a la carcel... si, una mujer siempre es un misterio y a mi me encanta eso de jugar al detective con ustedes.
un saludo.

Anónimo dijo...

Excelentísimo texto de finísima manufactura, me gustó-o-o-o!

Saludos!